Recuerdos Apócrifos

Fue algo único, me sentí como nunca me había sentido antes. No sé cómo explicarlo, estaba entre incomodo, feliz, y algo muy extraño que me hacía sentir inseguro. Si bien esperé por esto mucho tiempo había algo que me hacía sentir raro, sentía mucha responsabilidad. Nos unimos y lo esperado sucedió, fuimos un solo ser, un solo cuerpo.
Las cejas se abrazaron y el entrecejo se mostró débil, la nuca plegada y las muelas que apretaron y soltaron el aire suficiente, y el cuerpo dándose al tiempo. Las manos caminaron por la espalda, después acariciaron el pelo. Su cuerpo, su perfume, sus respiros, todo era único esa noche, mas de lo normal, ahora siendo uno, uno entre los dos. Continué mirando el que ahora era mi cuerpo.
Cuando la homogeneidad comenzó a mostrar fluidez los cuerpos pidieron separación, el aire parecía escaso. Mi cuerpo cayó, y junto a él el sudor de la noche. Solo la noche, ella, y yo, para demostrar nuestro amor, demostrar lo nuestro. Con ella dormida giré en la cama, no podía dormir, ya no estaba solo mirando el techo, estaba feliz y con las manos ocupadas.

vio que esta era hermosa y lloró.
Sobre la tierra sus lágrimas cayeron,
y donde sus lágrimas crecieron árboles.
De los árboles las hojas el aire acariciaba,
y el sublime suspiro del viento las desprendía,
y de cada hoja un ave nació.
Vio entonces Dios que faltaba algo,
y del Sol tomó el fuego y forjó al hombre.
Con tierra y agua formó una masa de barro,
la cual coció en su fuego, y al aire dejó secar.
Entonces vio Dios que el hombre era bueno,
y pensó “el hombre no debe estar solo”.

Rutina, costumbre, asimilación, pérdida de la capacidad de asombro, tan solo algunos de los efectos secundarios en el prospecto de un amor a largo plazo.

Cuando leo un buen libro pienso "por qué no escribí yo este libro?", quizá porque no lo hubiese disfrutado tanto como leyendolo.

"Hoy puede ser un gran dia..." demasiado optimismo. Siempre suelo despertar pensando en si hoy va a ser la misma mierda de siempre, demasiado realismo....

Era una noche azul, y el brillo de las estrellas era extraño. El cielo me miraba de otra forma. Me miraba con unos ojos apagados, casi inertes. Pensé en vos, en un intento de abrigarme con recuerdos, como quien se tapa la cara con miedo de lo que hay delante; pero el sentimiento de temor iba consumiendo mis energías.
De pronto, mi cuerpo cae, tendido en el suelo, sobre un colchón de espinas. Miro mis manos, teñidas de fuego arden con dolor pensando que vos creaste ese infierno. Quiero escapar. No puedo.
Mis ojos se cierran, veo tu figura y muero. Al abrir nuevamente los ojos el cielo me mira sonriente, con un sol altivo, como si fuese un Dios observándome. Todo era un sueño. Hasta que de repente, déjà vu, el sol se apagó...

Pensando en voz alta le conté al cielo mis más oscuros deseos. Le dije qué es lo que quiero y qué es lo que no. Y en esa enumeración de hechos vitales, el destino que atento escuchaba me preguntó qué era lo que sin dudar entregaría al olvido, y fue ahí cuando pronuncié tu nombre. Riendo por mi respuesta preguntó que era lo que mas deseaba, y yo le respondí que era extraño, pero no recordaba su nombre.